Hace 5 meses dejé mi trabajo en una transnacional por un conflicto en unas vacaciones programadas; a esta fecha aún sigo siendo un desempleado pero con un mezcla de micro-empresario.
En el proceso de búsqueda de empleo he aplicado a cualquier cantidad de ofertas laborales que no se equiparan a la cantidad de entrevistas que he tenido; de ahí me saco de la manga la metáfora de la torta de una hamburguesa podrida:
- El pan de arriba son los puestos gerenciales que quiero obtener pero no me los dan por falta de experiencia.
- El pan de abajo son los puestos bajos en las compañías; la gente que se suda por la misma, la que la mantiene a flote. No me llaman seguro por que creen que tengo mucho estudio para ellos y voy a salir corriendo cuando me llegue una mejor oferta o encuentre la que busco.
- La torta podrida pues soy yo; que después de un buen rato de aplicar todos los días a diferentes puestos desde bajos hasta altos, no llego a ponerme a trabajar para alguien. ¿Hay que pagar cuentas? Pues sí pero soluciones siempre hay y vamos para delante.
Proyectos vienen y proyectos van pero hay que dar chance a que maduren. A pesar de todo, si volviera a nacer repetiría mi historia de mi renuncia y mis vacaciones.
¡Solo se vive una vez!